Cada 5 de marzo se conmemora la Primera Conferencia sobre Eficiencia Energética, donde se debatió sobre la necesidad de reducir el consumo energético y realizar un uso más eficiente de la energía para hacer frente a la crisis energética global.
La crisis energética y ambiental, derivada del uso abusivo de los combustibles fósiles, nos ha obligado a tomar medidas para lograr un cambio de modelo energético a través de la reducción del consumo y del uso de otras fuentes alternativas renovables y más sostenibles.
El etiquetado energético de los electrodomésticos nos permite identificar de forma sencilla la eficiencia de los equipos. Los de clase A y superiores son los más eficientes y, aunque su precio inicial es mayor, su bajo consumo energético hace que sean más baratos a largo plazo.
En nuestros hogares la mayor parte del consumo energético está destinado a la calefacción e iluminación, de forma que éstos son los dos puntos clave para lograr una reducción del gasto energético de nuestras viviendas.
Las bombillas tradicionales, denominadas incandescentes, desperdician el 95% de la energía que consumen en forma de calor, destinando tan sólo un 5% de energía consumida para proporcionar iluminación.
Para conseguir una mayor eficiencia energética se recomienda reemplazar progresivamente los equipos antiguos por tecnología de bajo consumo o led, que, si bien tiene un precio superior, presentan una mayor duración y un menor consumo energético, que hacen que se amortice con el tiempo.
Por cada grado que aumentamos con la calefacción se consume un 7% más de energía, por lo que programar la calefacción a una temperatura adecuada puede suponer un importante ahorro económico y energético en nuestras viviendas.
Se recomienda una temperatura de 19 a 21ºC durante el día y de 15 a 17ºC durante la noche.