 Fiesta catalogada como Interés Turístico Provincial. La fiesta comienza el sábado de carnaval con dos rituales;
• La siembra de la cernada, en la media noche, dos jóvenes, vestidos con sacos, se emparejan bajo un yugo y tiran del arado, emulando a una pareja de bueyes. Otro joven, disfrazado de mujer un tanto harapienta conduce el arado. Un cuarto personaje, vestido de labrador y con un saco al hombro lleno de ceniza (“el sembrador” o “el labrador”), marcha delante de los bueyes y va sembrando la cernada.
• La cachiporrada, también llamado el “enciscao”, Alrededor de los personajes que escenifican “la siembra de la cernada”, otro grupo de mozos y mozas montan jaleo y van golpeando las puertas de las casas.
Pero el domingo es el día grande, los Toros (blancos y de saco) que junto con los Guirrios, trascurren por las calles en comparsa haciendo malabarismos y cogiendo a las mujeres para hacerlas pasar por los cuernos del toro, siendo ésta una coreografía de ritos fecundizantes.
Les acompañan otros antruejos como los Enanos, Gigantes, Gomias, Zampa que contribuyen al bullicio, barullo y ruido.
Al igual que ocurre en la localidad de Llamas de la Ribera, los Guirrios cuentan con una máscara, un armazón de cartón en forma de cono del que sobresalen abanicos de multitud de colores, rematados con pequeños flecos en los laterales.
El cono está recubierto de flores de papel y flores blancas con un pequeño orificio para poder ver y respirar por el cual el rostro es difícilmente identificable. Como instrumentos amenazadores figuran la vejiga hinchada, las tenazas de madera y un rabo con el que atizar a los presentes aunque lo más característico es la cachiporra.
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